Es importante recordar la gesta del Libertador y tratar de traducirla a nuestras actividades diarias y a nuestro lugar de participación.
Más allá del resultado de las campañas de liberación, el que todos conocemos, el desafío de la interpretación de cómo se pudo lograr tan rutilante y magna tarea, la de liberar a la mitad de América Latina del yugo político y económico del Imperio español radica en pensar la organización y el compromiso que se necesitó y que hizo la diferencia a favor del ideario independentista y libertario.
Cabe advertir que la obra de San Martín atravesó muchos conflictos y dificultades propias de enarbolar una idea contraria al statu quo político y económico dominante en aquella época, eran muchos los intereses económicos que los realistas tenían en estas tierras y sus actores políticos operaban y conspiraban fuertemente para desalentar la independencia, no fue tan fácil armar el ejército libertador y muchas veces San Martín se veía sin respuesta a sus demandas de recursos y apoyo para comenzar con sus campañas. No obstante ello, la virtud fundamental del Libertador, al margen de la estrategia y táctica militar y la obsesiva organización, fue nunca abandonar el ideal de Libertad, transmitiendo ese mensaje a su ejército, por primera vez en la historia se conformaba un ejército libertador y no un ejército conquistador y opresor. Cada soldado era un defensor de la Libertad, no un simple soldado siguiendo órdenes de sus superiores o un mercenario. Esta fue la primer victoria sobre los realistas, la victoria moral de luchar por una utopía, un ideal noble y de ahí la posibilidad de la victoria final que posteriormente se conseguiría.
Esta actitud del General, trasladada hacia nuestro ámbito, la Universidad, nos plantea la necesidad de organizarnos y comprometernos fuertemente con el mejoramiento de la calidad de la educación y con el fortalecimiento de las condiciones de accesibilidad y permanencia de los estudiantes en la Universidad, como así también con la difícil y resistida idea por sectores y actores defensores del statu quo dominante de formar de manera integral a estudiantes y futuros profesionales con la capacidad de dar un salto cualitativo en la interpretación de la realidad y problemática social y con la sensibilidad suficiente para ser defensores de los ideales de libertad ,justicia, igualdad, democracia, etc. La diferencia entre intelectuales, profesionales y estudiantes con estas características y meros sujetos con un título, desarticulados y persiguiendo fines mezquinos, está dada por el resultado final de la sociedad en que vamos a vivir, es la diferencia entre un ejército libertario y otro conquistador, como bien leyó nuestro máximo Prócer. Por todo ello tengamos la capacidad de leer este símbolo y emulemos la gesta del General en el espacio que nos toca, luchando contra la idea del “no se puede” y transmitiendo utopías que son el motor de la historia como lo demostró San Martín.
Para terminar parece oportuna la frase de Bertolt Brecht que dice: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan muchos días y son muy buenos y hay otros que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”
A su salud Libertador.
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lunes, agosto 17, 2009
San Martin y la utopía diaria
Es importante recordar la gesta del Libertador y tratar de traducirla a nuestras actividades diarias y a nuestro lugar de participación.
Más allá del resultado de las campañas de liberación, el que todos conocemos, el desafío de la interpretación de cómo se pudo lograr tan rutilante y magna tarea, la de liberar a la mitad de América Latina del yugo político y económico del Imperio español radica en pensar la organización y el compromiso que se necesitó y que hizo la diferencia a favor del ideario independentista y libertario.
Cabe advertir que la obra de San Martín atravesó muchos conflictos y dificultades propias de enarbolar una idea contraria al statu quo político y económico dominante en aquella época, eran muchos los intereses económicos que los realistas tenían en estas tierras y sus actores políticos operaban y conspiraban fuertemente para desalentar la independencia, no fue tan fácil armar el ejército libertador y muchas veces San Martín se veía sin respuesta a sus demandas de recursos y apoyo para comenzar con sus campañas. No obstante ello, la virtud fundamental del Libertador, al margen de la estrategia y táctica militar y la obsesiva organización, fue nunca abandonar el ideal de Libertad, transmitiendo ese mensaje a su ejército, por primera vez en la historia se conformaba un ejército libertador y no un ejército conquistador y opresor. Cada soldado era un defensor de la Libertad, no un simple soldado siguiendo órdenes de sus superiores o un mercenario. Esta fue la primer victoria sobre los realistas, la victoria moral de luchar por una utopía, un ideal noble y de ahí la posibilidad de la victoria final que posteriormente se conseguiría.
Esta actitud del General, trasladada hacia nuestro ámbito, la Universidad, nos plantea la necesidad de organizarnos y comprometernos fuertemente con el mejoramiento de la calidad de la educación y con el fortalecimiento de las condiciones de accesibilidad y permanencia de los estudiantes en la Universidad, como así también con la difícil y resistida idea por sectores y actores defensores del statu quo dominante de formar de manera integral a estudiantes y futuros profesionales con la capacidad de dar un salto cualitativo en la interpretación de la realidad y problemática social y con la sensibilidad suficiente para ser defensores de los ideales de libertad ,justicia, igualdad, democracia, etc. La diferencia entre intelectuales, profesionales y estudiantes con estas características y meros sujetos con un título, desarticulados y persiguiendo fines mezquinos, está dada por el resultado final de la sociedad en que vamos a vivir, es la diferencia entre un ejército libertario y otro conquistador, como bien leyó nuestro máximo Prócer. Por todo ello tengamos la capacidad de leer este símbolo y emulemos la gesta del General en el espacio que nos toca, luchando contra la idea del “no se puede” y transmitiendo utopías que son el motor de la historia como lo demostró San Martín.
Para terminar parece oportuna la frase de Bertolt Brecht que dice: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan muchos días y son muy buenos y hay otros que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”
A su salud Libertador.
Más allá del resultado de las campañas de liberación, el que todos conocemos, el desafío de la interpretación de cómo se pudo lograr tan rutilante y magna tarea, la de liberar a la mitad de América Latina del yugo político y económico del Imperio español radica en pensar la organización y el compromiso que se necesitó y que hizo la diferencia a favor del ideario independentista y libertario.
Cabe advertir que la obra de San Martín atravesó muchos conflictos y dificultades propias de enarbolar una idea contraria al statu quo político y económico dominante en aquella época, eran muchos los intereses económicos que los realistas tenían en estas tierras y sus actores políticos operaban y conspiraban fuertemente para desalentar la independencia, no fue tan fácil armar el ejército libertador y muchas veces San Martín se veía sin respuesta a sus demandas de recursos y apoyo para comenzar con sus campañas. No obstante ello, la virtud fundamental del Libertador, al margen de la estrategia y táctica militar y la obsesiva organización, fue nunca abandonar el ideal de Libertad, transmitiendo ese mensaje a su ejército, por primera vez en la historia se conformaba un ejército libertador y no un ejército conquistador y opresor. Cada soldado era un defensor de la Libertad, no un simple soldado siguiendo órdenes de sus superiores o un mercenario. Esta fue la primer victoria sobre los realistas, la victoria moral de luchar por una utopía, un ideal noble y de ahí la posibilidad de la victoria final que posteriormente se conseguiría.
Esta actitud del General, trasladada hacia nuestro ámbito, la Universidad, nos plantea la necesidad de organizarnos y comprometernos fuertemente con el mejoramiento de la calidad de la educación y con el fortalecimiento de las condiciones de accesibilidad y permanencia de los estudiantes en la Universidad, como así también con la difícil y resistida idea por sectores y actores defensores del statu quo dominante de formar de manera integral a estudiantes y futuros profesionales con la capacidad de dar un salto cualitativo en la interpretación de la realidad y problemática social y con la sensibilidad suficiente para ser defensores de los ideales de libertad ,justicia, igualdad, democracia, etc. La diferencia entre intelectuales, profesionales y estudiantes con estas características y meros sujetos con un título, desarticulados y persiguiendo fines mezquinos, está dada por el resultado final de la sociedad en que vamos a vivir, es la diferencia entre un ejército libertario y otro conquistador, como bien leyó nuestro máximo Prócer. Por todo ello tengamos la capacidad de leer este símbolo y emulemos la gesta del General en el espacio que nos toca, luchando contra la idea del “no se puede” y transmitiendo utopías que son el motor de la historia como lo demostró San Martín.
Para terminar parece oportuna la frase de Bertolt Brecht que dice: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan muchos días y son muy buenos y hay otros que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”
A su salud Libertador.
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